Me quedan balas en la cartuchera, pero a ti te guardo siempre la primera

Hace tiempo que no bebo para inspirarme,
Hace tiempo que no me besas,
Hace tiempo que no miramos en la misma dirección.

Tu tomas las decisiones, esta vez yo me limito a aceptarlas.

Virginia H.

Sólo necesito una mirada,
solo necesito un abrazo,
sólo te necesito a ti.

Foto: Anakölen :)

Pídeme sal y te daré aceite;
pero cuando preguntes si hace viento,
te diré que afuera llueve.

Y si no quieres contradicciones,
no me digas que buscas cabeza,
cuando sólo amas un sexo.

Al fin,
¿Qué más da azul o verde?
¿Amarillo o naranja?
¿Rosa o rojo?

Yo amo sin colores. ¿Y tu?

Sólo es una burda costumbre más...

Cuando es lento, que corras
que cuando es rápido, frenes.
¿Quieres montaña? Agua.
¿Qué tal playa? Nieve.

Borrar estigmas luego para deshojar margaritas,
así, a tu gusto, manera y antojo.
¿Para qué si no?

Es más que un cuento, es el mío.

Virginia H.

Muerdeme para remedio de tus males, pero no te aseguro anestesiar el dolor.

Corto y me voy

Pero así y todo
o así y nada
la muerte es siempre una sorpresa inútil

M.Benedetti

Hoy 25 amanece más temprano, (desconozco si aún así el sol ha salido por Antequera)
La casa silenciosa y un sonido que corta el sueño, el respirar y hasta la imaginación.
Tres palabras, un suspiro, nerviosismo.
La casa en pie.
Yo no quería, hoy no.
Me revuelvo y remuevo, entre mis cosas, entre las sábanas y por qué no, entre mi misma; con pinzas intento atrapar un mínimo de ¿compasión?
LLorar, debería llorar, o eso creo.
Desisto. Cero.
Al fin y al cabo no era mi, dejaré las emociones para otros.
Tensión. Para qué mentir, molestia. Vaya horas ¿no?
La mejor parte, honores y reconocimientos -aunque sea por la uña larga del dedo meñique (que nunca entendí)- porque reconocer, lo que es reconocer...
Nunca comprendí la facilidad para transformar la realidad en algo que pareció no existir. Ya puedes ser un cabrón toda tu vida (con perdón de mi expresión), que al irte hablarán de ti con otra entonación, erá tan cabezón y tenía tanto genio... pero a mi me trató bien, fue bueno, tenía sus cosas claro... -y antes de cualquier recuerdo superfluo que nos arruine el discurso- ...pero como todos. Y ahí estamos, mal de muchos consuelo de tontos. Sería el momento perfecto para decir ¡He vuelto! No quiero imaginar quien se iría.
Por ello quizá no se me crea cuando diga que a mí si que no me hizo nada, su Sandra Bullock particular, de nariz respingona y sonrisa bonita, dispuesta a escuchar historias -a saber si reales (uy, recuerdo superfluo desechado).
Una y otra vez pensando igual, tendré que soportar unas cuantas hasta la mía.
Pues sí, una chufa.
Peco de ese sentimiento post-mortem, pero es que todo se contagia, y quizá es que hablar de lo malo no quede... ¿bonito?.
Así pues, se fue un gran hombre.

Virginia H.

Nunca me haces falta y siempre te necesito

Yo nunca he dudado del color del cielo o el sabor del mar, nunca dudé de tu espontaneidad o de tus sinsabores. Siempre creí –por el contrario- en tus buenas posturas, en tus ciertas caricias, en tus nulas intenciones. Y al fin, al pasar lunas y soles, ocasos y albas, qué se yo y que podrías mostrarme… descubro un sinfín de marionetas saliendo de tus manos, ciertos desdenes y miles de sombras, que para hacer poesía solo hacen falta ganas, que para amar, solo hace falta tu cuerpo junto al mío

Virginia H.

No aplaudir

Me sumerjo de nuevo en fantasias y emociones, como pluma para volar, como hueco por donde escapar

Virginia H.