
No te soporto.
Ni tus caprichos,
ni tu soberbia escondida.
No soporto tus deseos
ni el desdén de tus promesas
No soporto tu olor a fantasía
ni tampoco tus exigencias.
Que el perdón no existe
si no olvidas el pecado.
No te engañes.
Virginia H.
Prosa experimental
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