miércoles, 12 de mayo de 2010


Se entretenía leyendo vidas ajenas, porque en definitiva la suya apestaba.
Fingía que todo estaba en orden, pero cuando se percataba de la realidad se derrumbaba y no sabía cómo salir de ella, hasta que volvía a su nube.
Leía cada nombre, fecha y comentario de las puertas de los baños, buscando algo conocido, un resquicio de liberación al descubrir que uno le sonaba, ¡Qué popular!, y se asustaba al reconocer que en realidad estaba sola.
Fantaseaba con amores infinitos, te quieros invisibles, con esperanzas irreales y hombres de papel, que al fuego arden y al agua se deshacen ¿Qué esperar?
Y una vez más leía, escuchaba y olvidaba advertencias de muñecos de plástico, ¿mejores? no, quizá resisten al agua, pero al fuego se consumen.

Virginia H.

1 comentario:

  1. Te felicito por tus entradas =D, no lo he leido todo, pero lo que si he leido me gusta jeje

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